5 de julio de 2015 – Michelle Mendoza, titular del Frente de la Diversidad Sexual del Movimiento Evita de Rosario fue detenida ilegalmente y sometida a golpes y torturas junto a otras dos personas el sábado 27 de junio. Se trató de un nuevo hecho de violencia policial con serios agravantes por su condición de género y de persecución política, por su militancia en pos de los derechos del colectivo trans. Cortes en un ojo, lesiones en su espalda y piernas, son algunas de las secuelas que ya fueron denunciadas. En diálogo telefónico con Despacito y por las piedras, Michelle explicó cómo en su ciudad el socialismo ha establecido “una grieta” que hace a la “diferenciación” entre sectores en riesgo y el mostrar a Rosario como “gay friendly”.
Hace una semana la militante trans Michelle Mendoza, titular del Frente de la Diversidad Sexual del Movimiento Evita de Rosario, fue detenida arbitrariamente por oficiales de la Policía de Santa Fe junto a dos jóvenes que la acompañaban en su vehículo la madrugada del 27 de junio. Un aparente “control de rutina” de efectivos del Comando Radioeléctrico concluyó en más de diez horas de detención ilegal en la Comisaría 18 de esa ciudad, bajo incomunicación, insultos, malos tratos, golpes y torturas a todo el grupo, con especial saña contra la referente por su condición de género y de militante política.
La requisa fue en calle Francia al 5200, cerca de la Jefatura de Policía, y la hizo personal femenino que jamás se identificó. Como “práctica habitual” comenzaron por darle patadas en los tobillos a uno de los chicos que iba con Michelle. Ella se opuso, les reclamó, entonces agarraron del cabello a su compañero y con un arma le apuntaron en la nuca. Mientras, Michelle alcanzó a fotografiar la chapa del móvil policial y llamar a Alejandra Fedele, responsable del Movimiento Evita y asesora del diputado provincial Eduardo Toniolli, quien además preside la Comisión de Derechos y Garantías.
La funcionaria llegó de inmediato porque el teléfono de Michelle había quedado abierto y oyó las amenazas. Otro policía varón y las dos oficiales la desconocieron y luego de la breve fuga de otro de los detenidos, se subieron al auto de Michelle, le arrancaron el celular, la bajaron y empezaron a golpearla esposada, primero delante y luego detrás, hasta desestabilizarla para que cayera “de boca al piso”. Antes se habían parado sobre sus extremidades cuando estaba caída en el piso. También alcanzó a ver cómo dirigían patadas a la cabeza de uno de sus compañeros. Por último, una policía pisó la cabeza de Michelle cuando estaba caída y le “comunicaron” que la llevaban “por zurdito”, evidenciando la primera marca de una explícita violencia de género, porque en todo momento la trataron “de forma masculina”.
Michelle explicó que se trata de “una cuestión de género que actúa como agravante”, pero además “es una cuestión de poder”, de persecución política: “Soy peronista y soy militante” le dijo ella al policía desde el piso, y su respuesta fue: ‘¿sabés cuántos militantes como vos me he llevado?’. Claramente, se trata de prácticas nunca extirpadas de la dictadura y además, la víctima y su entorno de militancia ya han sido perseguidas por la Policía de distintas comisarías
En la Seccional 18 la vulneración de los derechos de todo el grupo fue absoluta, empezando porque a Michelle le negaron la comunicación telefónica y la representación de un abogado, tanto como la revisación médica. Todo esto en conocimiento efectivo de “muchos funcionarios policiales”, del jefe de comando y del jefe de zona, que estaban cuando los ingresaron. Luego de recuperar la libertad, la referente hizo la denuncia en la Unidad Fiscal especializada en Violencia Institucional de la que dispone Rosario, y se constituirá en querellante “a pesar de que la justicia es lenta y más cuando se trata de cuestiones vinculadas a la Policía”.
Michelle Mendoza sobre la detención ilegal que sufrió el 27 de junio y la realidad que viven las trans en Rosario. Despacito y por las piedras, 4 de julio de 2015.
En Rosario el corte es social
Michelle remarcó que desde el comienzo del violento procedimiento las y los policías “jugaron con la cuestión de género, mostrando una cuestión de poder, de ‘porque queremos’”. Esa fue la respuesta que le dieron cuando se la llevaban detenida, que ellos “no necesitaban motivos” más que “un tupper y dos calzoncillos” que había en el auto. Cuando ella les pidió que dejaran de pegarles a los chicos, “la respuesta fue pegarles más” y cuando les dijo que los iba a denunciar, “la respuesta fue ponerme un arma en la cabeza”.
La referente explicó que “al menos hoy” las condiciones generales de vida del colectivo trans en Rosario “están en la agenda política”, y que “la situación ha cambiado un poco”. Su análisis pasó por la marcada diferenciación entre sectores que propicia el socialismo, fundamentalmente por “cuestiones de clase”: Existe un centro con desarrollo, servicios y calidad de vida y “a cuarenta cuadras, en todos los barrios y poblaciones”, la ausencia o el deterioro de todo eso, “con un acceso muy corto para todo”. El trabajo territorial que Michelle realiza con el Movimiento Evita muestra las enormes diferencias en Parque Independencia o en las principales zonas rojas. “Se marca mucho la grieta entre realidades” -explicó-, “porque se trata de marketing, de buscar un sector para mostrar que Rosario es una ciudad gay friendly, pero con acceso para muy poca gente. Y se elige para mostrar. Hoy nos convertimos en una ciudad de exportación”.