El sabor de la protesta

El sabor de la protesta

18 de octubre de 2016 – “Esperamos que los empresarios entiendan, no creemos que las empresas estén en la lona como dicen, eso no es lo que se nota cuando vemos la publicidad que tienen el día domingo o el volumen de pauta oficial que manejan”, explicó este mediodía a Despacito y por las piedras la secretaría general del Sindicato de Prensa de Mendoza, Marisa Carrizo, en relación al reclamo realizado frente al edificio de diario Los Andes “por un salario justo” para los trabajadores y las trabajadoras de prensa locales. Esto en el marco de acciones similares que se están llevando a cabo en varios puntos del país a través del nucleamiento en la FATPREN -Federación Argentina de Trabajadores de Prensa- y según estaba estipulado colectivamente desde marzo, al percibirse el incumplimiento paritario de la patronal y el desfasaje salarial del sector en base al reconocimiento del gobierno nacional de un 45 por ciento de inflación, mientras que lo ofrecido por los propietarios está 15 puntos por debajo de esa estimación. La protesta estuvo articulada con la Intersindical, tuvo el calor y color de laburantes manifestándose con una olla popular y hubo serios señalamientos hacia dueños, gerenciadores y personeros del puñado de medios masivos privados -Los Andes, Grupo UNO, Grupo Alonso, Grupo Terranova- y públicos de comunicación.

Una negociación conflictiva por lo sucia

El pedido puntual es de un incremento salarial acorde con el 45 por ciento de inflación interanual reconocido por el propio gobierno nacional. Ante “las migajas” ofertadas por el empresariado, los trabajadores reclaman un aumento del 28 por ciento para el segundo semestre en curso, dado que en el semestre pasado percibieron un 20 por ciento y ahora los dueños de los medios quieren cerrar con un escaso 10 por ciento más un 2,5 no remunerativo hasta febrero de 2017. Además de la FATPREN, en la mesa de discusión está sentada la ADIRA -Asociación de Diarios del Interior de la República Argentina-, entre cuyos integrantes se encuentran Raúl Flamarique, miembro del directorio de Los Andes, su apoderado Daniel Estrella, y Carlos Weigandt de diario UNO, “que de alguna forma se han apoderado de la mesa de negociación nacional y están tratando de frenar el incremento correspondiente según el convenio nacional para que el costo en la provincia sea el menor posible porque ahora están obligados a remunerar cuatro puntos más, por eso el reclamo de FATPREN tiene repercusión en el salario de prensa local”, dijo Carrizo.

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La representante sindical explicó que la insuficiencia del aumento se agrava “porque los pisos sobre los cuales se aplica también son bajos, y más en Mendoza, después de un largo proceso de recuperación del salario que viene desde la movilización de los trabajadores que se organizaron en asambleas”, cuyo básico aún “debe adecuarse al piso nacional que es la escala A de FATPREN, y estamos hablando de éste convenio colectivo porque es la referencia a nivel país de lo que debería cobrar un periodista, todo porque los dueños de medios de Mendoza, y aún Radio y Televisión Argentina, no cumplen con el artículo 58 del convenio 17/75 sobre la escala salarial de prensa, a pesar de que hubo una sentencia plenaria de la Corte Suprema en septiembre de 2014, algo que ellos no respetan y siguen con la controversia judicial”.

Sin soporte y con los platos rotos

Carrizo también destacó que la articulación del SIPREMEN con otros sindicatos “empezó a principios de año cuando pasamos a formar parte de la Intersindical”, y que “el punto en común es la lucha y la unidad en acción en la calle, ante un gobierno nacional que avanza sobre los derechos de los trabajadores, que ha recortado salarios, que habla de que ha bajado la inflación cuando en realidad lo que pasa es que la gente ha dejado de consumir por el recorte”. Dicha unidad en la lucha es determinante “porque si aceptamos mansamente aumentos salariales por debajo del índice de inflación, estamos haciendo perder poder adquisitivo a los trabajadores de prensa de Mendoza, estamos haciendo que se empobrezcan y que paguen los platos rotos de este modelo”.

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Entonces, “seguimos intentando recuperar condiciones laborales y salariales y tratando de atender todos los problemas de todos los trabajadores de prensa, porque aunque no tengan el convenio colectivo, como por ejemplo los trabajadores de Radio Nacional Mendoza, nos interesa su situación, así como las amenazas de las caídas de contrato que tienen a fin de año”. Lo mismo indicó en relación a “los medios online, que dicen que el convenio colectivo no les corresponde porque ellos no existían -o mejor dicho, el soporte digital no existía- en 1975 cuando se firmó el convenio. Nosotros rechazamos esto y decimos que la labor periodística está más allá del soporte por el cual se transmite”.

Parar la olla

Acerca de las estrategias del colectivo de trabajadores, las medidas a seguir, y otros puntos acuciantes del atropello empresarial, la secretaría general explicó que recurren “a los actos públicos en la calle y a las redes sociales porque, justamente, no tenemos los medios masivos para difundir el reclamo para que la gente visibilice el problema. Los propietarios no son impolutos, no respetan las leyes laborales ni pagan salarios dignos, mientras que nosotros vemos que tienen un gran volumen publicitario y una diversificación de negocios cada vez mayor, como el petróleo y el sector servicio, entonces salimos a la calle para decirle a la gente cual es nuestra realidad”.

resip4dsSobre la precarización, las condiciones laborales y el pacto secreto o tácito entre los empresarios locales para no incorporar a periodistas que hayan sido cesanteados por la competencia, agregó que si bien algunos aspectos se han revertido, “hay medios que no respetan los horarios, ni las horas extras, ni las vacaciones ni el pago plus de los días feriados”. De allí que el plan de lucha sea gradual y “con protestas en distintos puntos del país”. Y si la respuesta no es satisfactoria en la próxima mesa, “veremos cómo seguimos aumentando el plan de lucha, cuya instancia máxima es el paro y las retenciones de trabajo, ninguna de las dos alternativas está descartada”.

Por Sebastián Moro. Fotografías: gentileza de SIPREMEN.

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